Els infants i la natura: els beneficis d’apropar-los a l’entorn natural
Nuestra sociedad está cada vez más desconectada del medio natural. Por ello, acercar la naturaleza a los niños y niñas que viven en entornos urbanos es clave para favorecer su desarrollo y responsabilidad hacia el medio ambiente.
Los niños necesitan estar en contacto con la naturaleza para desarrollarse de forma integral.
Dentro del mundo que les rodea, muestran una atracción innata por todo aquello que forma parte de él, ya sean plantas, animales, ríos o montañas. Propiciar el contacto con el entorno natural puede ayudar a fomentar la creatividad, el entusiasmo por descubrir y el juego espontáneo, gracias a las múltiples situaciones de aprendizaje vivencial que nos ofrece.
Los espacios y materiales naturales, menos estructurados, ofrecen más oportunidades para la creatividad y el juego libre y se configuran como elementos esenciales para el desarrollo intelectual y la capacidad de concentración.
EL TRASTORNO POR DÉFICIT DE NATURALEZA
Por el contrario, la falta de contacto con la naturaleza, provocada, en parte, por el crecimiento demográfico y la saturación de las ciudades, cada vez menos verdes, puede convertirse en un factor de riesgo para determinadas enfermedades, tanto físicas como mentales.
Actualmente, los profesionales de la pediatría, la psicología y la educación hablan del Síndrome Trastorn por déficit de naturaleza, que afecta a niños que viven alejados y que se manifiesta en forma de estrés, trastornos de aprendizaje, hiperactividad u obesidad.
Es necesario, por tanto, profundizar en la necesidad de recuperar el contacto y disfrutar de sus beneficios relacionados con el desarrollo cognitivo, emocional y físico.
Asimismo, el compromiso y el respeto por el medio ambiente son actitudes que se adquieren sobre todo durante la infancia, por la relación cercana y positiva que se crea con el entorno.
CONSTRUIR INTERACCIONES ENTRE LOS NIÑOS Y LA NATURALEZA
Para fomentar que esto ocurra se debe reconstruir la interacción entre los niños y niñas, el aire libre y los espacios naturales. El papel del adulto en este proceso debe ser el de modelo y guía, convirtiéndose en un potente agente del cambio, promoviendo los conocimientos, habilidades y actitudes para que más adelante los niños y niñas se puedan comprometer con el mundo de forma responsable.
Algunas actividades para que conozcan el entorno natural pueden ser, por ejemplo:
- jugar con arena o agua
- recoger hojas secas en otoño
- recoger moras o setas
- hacer un muñeco de nieve
- observar a los almendros floridos
- plantar semillas
- observar el cambio de las estaciones
- criar gusanos de seda
- ir a ver el mar
- observar los árboles, animales e insectos
- descubrir de dónde provienen los alimentos
- hacer salidas a la naturaleza para fomentar las actividades al aire libre
- y muchas más opciones…
Es necesario un cambio drástico en nuestra forma de pensar y de actuar, replantearnos la forma en que nos relacionamos unos con otros y de cómo interactuamos con los ecosistemas que sustentan nuestras vidas.
Los conceptos de infancia y naturaleza deben recuperar su conexión, necesaria e innata en el ser humano, para que los niños y las niñas se identifiquen y desarrollen su aprecio hacia ella.