La vida cotidiana en la escuela infantil. Reflexiones sobre el nuevo decreto de educación infantil
Los momentos de la vida cotidiana en la escuela infantil constituyen uno de los pilares más importantes en el desarrollo integral de los niños y niñas.
Con la implementación del decreto de educación infantil del 7 de febrero de 2023, no solo se pretende mejorar la calidad educativa, sino también se reconoce la importancia del contexto cotidiano en el aprendizaje y el crecimiento emocional de los más pequeños.
A través de un enfoque inclusivo y flexible, los educadores y educadoras pueden crear un entorno de aprendizaje rico donde cada niño y niña tenga la oportunidad de crecer, explorar y desarrollarse plenamente.
En este sentido, la vida cotidiana en la escuela infantil incluye un conjunto de experiencias que contribuyen al crecimiento personal y social, en una etapa tan decisiva como es la de 0 a 3 años.
Estas experiencias abarcan desde la entrada a la escuela hasta las interacciones con sus iguales, pasando por las rutinas de higiene, el momento de la comida y el juego.
PONER EL FOCO EN APRENDER A TRAVÉS DE LA EXPERIENCIA
El decreto de educación infantil subraya la importancia del aprendizaje a través de la experiencia. De este modo, la escuela infantil se convierte en un espacio de aprendizaje rico y significativo.
Las rutinas diarias no son simples tareas, sino oportunidades para desarrollar habilidades sociales, emocionales y cognitivas. Por ejemplo, el momento de compartir una comida no solo enseña a comer de manera saludable, sino que también fomenta la comunicación, la paciencia y el respeto por el turno de palabra.
Así pues, las rutinas son un elemento central de la vida cotidiana, ya que proporcionan un sentido de seguridad y estabilidad fundamental para el bienestar emocional de los niños y niñas.
A su vez, el decreto reconoce que las rutinas no deben ser rígidas, sino que pueden ser flexibles y adaptadas a las necesidades e intereses de los niños y niñas. Esta flexibilidad permite que los niños participen activamente en su aprendizaje.
Por ejemplo, si muestran un interés particular por un tema, los educadores y educadoras pueden adaptar las actividades cotidianas para profundizar en esa temática. Esto no solo fomenta la motivación, sino que también ayuda a construir conocimientos significativos y relevantes.
LA ESCUELA INFANTIL, UN ESPACIO DE DESCUBRIMIENTOS
Además, la vida cotidiana ofrece un entorno natural para la exploración y el descubrimiento.
Los niños y niñas son curiosos por naturaleza, y las actividades de juego libre, la manipulación de materiales y las experiencias sensoriales son fundamentales para su desarrollo.
El aprendizaje no debe ser un proceso estructurado y rígido, sino que debe permitir la flexibilidad y la creatividad, aspectos que pueden florecer en el contexto de una vida cotidiana rica y variada.
Una de las características más relevantes en este contexto es su naturaleza inclusiva.
Cada niño o niña, con sus particularidades y necesidades, aporta una riqueza única al grupo. Esta diversidad es una oportunidad para fomentar la convivencia, el respeto y la comprensión mutua.
Los educadores y educadoras juegan un papel clave en este proceso, ya que deben crear un ambiente seguro y acogedor, donde todas las voces sean escuchadas y valoradas.
EL PAPEL DE LOS EDUCADORES Y LAS EDUCADORAS
Los educadores y educadoras son figuras cruciales en la creación de un ambiente de aprendizaje positivo. De hecho, según el decreto de 2023, su formación y profesionalización son esenciales para garantizar una atención de calidad y deben ser capaces de reconocer las necesidades de cada niño, establecer vínculos afectivos y fomentar su autonomía.
Es esencial continuar con una reflexión continua, ya que solo así se podrá garantizar que cada niño o niña tenga una experiencia educativa significativa que lo acompañe a lo largo de su vida.
La vida cotidiana no es solo un conjunto de rutinas, sino la esencia misma del aprendizaje y el crecimiento en los primeros años de vida.
Publicado antes en el Diari de l’Educació.