El uso de las pantallas durante la primera infancia (0-3 años)
¿Son necesarias las pantallas durante la primera infancia? Para que se puedan establecer las conexiones neuronales en los primeros años de vida, es necesaria la atención y el juego físico.
Actualmente, los niños y niñas nacen en un entorno totalmente digital donde los dispositivos electrónicos están rápidamente a su alcance. Este hecho origina muchos debates y preocupaciones entre familias y profesionales del mundo de la infancia, así como las personas educadoras, psicólogos/as y pediatras.
Algunas de las preguntas habituales que se plantean son:
- ¿Cómo afecta el uso de las pantallas a esta edad?
- ¿Cómo saber si mi hijo o hija hace un uso excesivo?
- ¿Cuál es la diferencia entre un uso habitual y una adicción a las pantallas?
EFECTOS NEGATIVOS DE LAS PANTALLAS DURANTE LA PRIMERA INFANCIA
Según citan múltiples estudios recientes, una exposición reiterada a las pantallas se vincula a efectos negativos en la salud emocional y física. Organizaciones especializadas en ayuda humanitaria y de salud pública, como UNICEF y la OMS , alertan del riesgo que tiene el abuso de las pantallas en los menores de seis años. Estos son algunos impactos que puede generar el uso inadecuado:
- Retraso global en su desarrollo cerebral y físico.
- Alteraciones del sueño y sedentarismo.
- Inatención, irritabilidad e hiperactividad.
- Dificultades conductuales y de regulación.
- Retraso o trastorno en la adquisición y expresión del lenguaje.
- Menor capacidad lectora.
- Dificultades relacionales.
- Riesgo de depresión y ansiedad.
LIMITEMOS LA EXPOSICIÓN A LAS PANTALLAS
En este sentido, evitar su uso antes de los dos años y limitarlo a menos de una hora al día entre los dos y los cinco años, evitará la repercusión negativa que puede tener en niños y niñas de tan corta edad. También, las posibles consecuencias que puedan aparecer en un futuro cuando sean mayores.
La realidad es que no es difícil encontrarlos mirando el móvil mientras viajan en coche o jugando con una tableta táctil durante las sobremesas de los adultos.
Recurrir a ofrecerles un dispositivos con pantalla para que se tranquilicen en ciertos momentos del día, como puede ser durante las comidas, o en el rato previo a ir a dormir o para calmar una rabieta, hace que se pierdan oportunidades de aprendizaje.
RELACIONARSE CON EL ENTORNO ES CLAVE PARA MEJORAR LA AUTOESTIMA Y LAS EMOCIONES
Así, algunas acciones como son coger la comida con la cuchara y llevarla a la boca, identificar los alimentos que hay en el plato y descubrir si les gusta, se convierten en ocasiones perdidas para favorecer la formación de su identidad y, en consecuencia, la mejora de su autoestima.
Si utilizamos los dispositivos como sustituto de la presencia física y emocional del adulto, no existirá la influencia de las relaciones. Habrá menos juego y capacidad simbólica, menos capacidad para razonar y entender y menos capacidad para su autorregulación emocional.
Para que se puedan establecer las conexiones neuronales durante la primera infancia, es necesaria la atención y el juego físico, ya que es a través de él que los niños aprenden, se conocen a sí mismos y al mundo que les rodea.
Así, jugar con el entorno se convierte en una necesidad vital para su desarrollo.
Nunca es tarde para fomentar la relación personal, el juego compartido y los hábitos y rutinas del día a día de forma equilibrada, así como una saludable interacción con el ámbito digital.