La mirada a la infancia
El papel reflexivo del adulto respecto a la infancia es vital para el desarrollo y el aprendizaje de los niños y niñas.
Reflexionar sobre cuál es el papel del adulto con el niño es vital para acompañarle en su desarrollo y aprendizaje.
Una buena observación, y posterior documentación, nos permite poner en valor la tarea educativa, dejando constancia de forma visual y escrita de las propuestas realizadas. Esta herramienta imprescindible nos permite dar visibilidad a sus procesos de aprendizaje, y ver y observar qué ha funcionado y lo que se puede mejorar a través del análisis de las prácticas educativas.
Así, la observación nos ayuda a disponer de información sobre los comportamientos y actuaciones de los niños y niñas, y la documentación nos permite hacer visibles sus procesos y la relación que tienen con los demás y con el entorno.
La mirada y actitud de la persona adulta siempre ha de hacerse desde el acompañamiento respetuoso.
Para realizar un buen acompañamiento y una cuidadosa observación, la mirada y actitud del adulto siempre debe hacerse desde un acompañamiento respetuoso. Hay que entender que el niño es un ser competente, con curiosidad y deseos de aprender, con derechos y capacidades.
Es necesario acompañarle sin dirigir la acción, implicándonos emocionalmente, reconociendo sus sentimientos y sus emociones y poniendo palabras. La observación debe ser atenta y cuidada, interviniendo en los momentos adecuados, aquellos en los que el niño nos busca con la mirada, o en aquellos en los que es necesario resolver alguna situación o necesidad.
LA ATENCIÓN PERSONALIZADA PARA PROPORCIONAR SEGURIDAD AL NIÑO
Debemos ofrecerle una atención personalizada, teniendo en cuenta su ritmo y sus necesidades. Una personalización de la relación que tiene el adulto proporcionará al niño la seguridad necesaria para que realice su progreso.
Sabemos que los niños y niñas construyen sus propios aprendizajes a partir de las interacciones que realizan con el entorno, y es por eso que debemos ofrecerles los retos y las ayudas que necesiten, para que aprenda y se desarrollen de forma armónica. De esta forma facilitaremos espacios y materiales para la indagación y la creatividad que puedan dar respuesta a su curiosidad natural y promover sus competencias emocionales, sociales y cognitivas.
EMOCIÓN Y LIBERTAD DE MOVIMIENTOS, PILARES CLAVE EN EL ACOMPAÑAMIENTO RESPETUOSO
Para acompañar al niño hay que estar presentes emocionalmente, ya que es fundamental que nos tengan cerca para sentir nuestro cariño y respeto, desde la singularidad de cada uno, y desde la confianza plena en sus posibilidades de desarrollo y crecimiento .
En este clima, es imprescindible propiciar la libertad de movimientos y la conquista de la autonomía, basada en su iniciativa. Se les debe proporcionar espacios y materiales como estructuras de movimiento, túneles, escondrijos o cambiadores Pikler, así como ofrecerles tiempo para ganar confianza en sus capacidades. En este sentido, el cuidado atento de cada acción es vital.
Es imprescindible propiciar la libertad de movimientos y la conquista de la autonomía, basada en su misma iniciativa.
También es clave entender que los niños y niñas construyen sus propios aprendizajes a partir de las interacciones que realizan con el entorno. Es importante preparar la zona con propuestas y materiales pensados para favorecer el desarrollo de sus capacidades y reconocerlas, confiando en sus posibilidades de descubrimiento espontáneo a través del juego, la forma natural que tienen de desarrollarse y conocer el mundo donde viven.
Así pues, gracias a un acompañamiento respetuoso y un entorno que vele por el bienestar y las relaciones de calidad, se favorecerá el desarrollo armónico de los niños y niñas durante sus primeros años de vida.
Rosa M. Garcia Roura está especializada en comunicación e innovación pedagógica y es integrante del equipo de comunicación de Cavall de Cartró.