El juguete como herramienta evolutiva en la pequeña infancia
Jugar es una necesidad básica de los niños y niñas que permite descubrir su desarrollo sensorial, motriz y creativo. A la hora de elegir el mejor juguete para un niño de 0 a 3 años, es necesario considerar algunos aspectos relacionados con su momento evolutivo.
No existe una garantía exacta sobre la idoneidad de un regalo de los Reyes Magos, pero para que sea lo más adecuado posible, hay que tener en cuenta que los juguetes están hechos para adaptarse a los diferentes momentos evolutivos de los más pequeños de la casa.
Para ellos y ellas, jugar es una prioridad porque se convierte en su forma de vivir la realidad, de expresarse y aprender. Sin embargo, para los adultos resulta una herramienta de observación que puede ayudar a identificar la etapa de crecimiento en la que se encuentran y, en consecuencia, detectar su desarrollo sensorial, psicomotriz y creativo. Los juguetes que cumplen este modelo, estimulan el progreso cognitivo de los niños y brindan experiencias significativas y estimulantes, a través de los cuales amplían la información de su medio.
Es importante entender que en el momento de regalar un juguete, es necesario considerar la etapa evolutiva del niño, ya que sólo así se conseguirá despertar su interés y promover sus habilidades.
JUEGOS PARA NIÑOS Y NIÑAS DE 0 A 6 MESES
Durante los primeros meses de los bebés, es importante ofrecer juguetes que inciten en el desarrollo sensorial. Los más relevantes en esta etapa son los del gusto y la vista, aunque a medida que la enseñanza avanza, deben incluirse otras partes del cuerpo así como la cabeza, el cuello, las manos y, en último lugar, las piernas.
En cuanto al material, se sugieren juguetes no estructurados. Lo que se busca en este semestre de vida es que el niño esté despierto y descubra nuevos estímulos, por lo que el uso de materiales propios de la vida cotidiana como la madera, las telas, el papel o el cartón permitirán que identifique nuevos tactos, colores y patrones del entorno que le rodea.
Jugar es una prioridad para los niños y niñas, porque se convierte en su forma de vivir la realidad, de expresarse y aprender.
JUEGOS PARA NIÑOS Y NIÑAS DE 6 A 12 MESES
En este punto, el comportamiento de los pequeños es repetitivo y tienden a acercarse a la boca los objetos para explorarlos reiteradamente. Entre sus capacidades, la cavidad oral es de las pocas que tienen más dominada y frente a la detección de nuevos elementos en el ambiente, cuyo cuerpo focaliza toda la energía física y emocional en ella.
Por eso, es preciso crear juegos monótonos y repetitivos que promuevan la estimulación de los sentidos: las canciones y las botellas sensoriales, por ejemplo, ayudan a identificar nuevos ruidos, la cesta de tesoros incita a buscar objetos para palpar nuevas texturas y los cuentos fomentan la imaginación. En ese contexto, tanto las telas como los materiales no estructurados siguen siendo una buena opción.
JUEGOS PARA NIÑOS Y NIÑAS DE 1 A 2 AÑOS
La acción cambia en esa franja de edad. Aquí, el niño comienza a dominar el lenguaje y la psicomotricidad, lo que le permite interactuar de forma fluida con la figura adulta. Siguiendo esta idea, se recomienda introducir el juego heurístico -cuyo objetivo principal es la manipulación y la experimentación de diferentes objetos y materiales para desarrollar la coordinación de movimientos ocular-manual, los circuitos psicomotrices y las actividades de trasvases, puesto que son excelentes para promover el incremento de la atención y concentración de los niños.
JUEGOS PARA NIÑOS Y NIÑAS DE 2 A 3 AÑOS
El juego simbólico es ideal para niños y niñas que se encuentran en esta etapa. Éste se basa en su capacidad de imitar momentos vividos o escenas de la vida cotidiana de los adultos, lo que impulsa su creatividad e imaginación.
Aparte del juego simbólico y de la experimentación, se aconseja la inclusión de juegos de construcción que les ayuden a idear combinaciones, así como juegos de encajes para enseñarles a apilar formas y encajar estructuras . Por su parte, la música y la danza juegan un papel primordial en la expresión corporal de los niños y niñas, así como en el descubrimiento de nuevas posibilidades de movimiento.
Aplicar estos conocimientos es sinónimo de apostar por un crecimiento sin fronteras que, lejos de encasillarse con juguetes que marcan un rol de género, estimula y desarrolla las capacidades de los niños a través de una acción tan natural, diversa y transparente como es el juego.