El vermicompostaje en la escuela infantil
¿Qué nos aporta tener un vermicompostador en la escuela infantil? No sólo obtenemos abono orgánico o fertilizante natural, sino que introduce a los niños y niñas en el cuidado del medio ambiente, haciéndoles partícipes activos de su propio aprendizaje.
En la Escuela Infantil Municipal El Castellot de Olivella, hemos iniciado un proyecto, vinculado a la escuela verde, mediante el vermicompostaje.
El vermicompostaje consiste en un proceso de descomposición de restos orgánicos donde los gusanos de la especie Eisenia foetida juegan un papel fundamental, ya que son ellos los encargados de llevar a cabo esta tarea. También participan microorganismos como son los hongos y bacterias, y algunos insectos.
La finalidad de este proceso es obtener el vermicompost o humus de lombriz que nos sirve de abono orgánico para las plantas y el huerto del hogar. Además, también se obtienen los lixiviados, que es un líquido resultante de los restos orgánicos y de la actividad de los gusanos, rica en nutrientes, que usamos como fertilizante natural.
Este proceso tiene lugar dentro de un vermicompostador, que es un contenedor opaco que debe disponer de un mínimo de tres bandejas. Estas deben estar agujereadas, para permitir el acceso de los gusanos a todo el recipiente, exceptuando la última bandeja de recogida de lixiviados, donde colocamos una tela mosquitera o de saco para evitar que los gusanos puedan pasar.
El vermicompostador debe ubicarse en un espacio protegido del viento, de la lluvia, del frío y sin exposición directa al sol. Es importante controlar periódicamente la temperatura, la humedad y el pH, para que el hábitat sea lo más adecuado posible para los gusanos.
FOMENTAR LA RESPONSABILIDAD DESDE LA PEQUEÑA INFANCIA
En la escuela, hacemos partícipes a los niños y niñas en este proceso, fomentando la responsabilidad y el cuidado de los seres vivos y del medio ambiente. Uno de los motivos por los que se inició el proyecto fue acercarles a la naturaleza. Siendo un juego para ellos, puedan aprender e involucrarse en el cuidado del entorno de una manera natural y activa.
Ellos y ellas son los encargados, en pequeño grupo, de llevar los alimentos para las lombrices al vermicompostador. Hacerles responsables de esta tarea favorece su autonomía. Son ellos mismos los que recogen las cáscaras de las frutas de su desayuno, las guardan en una bandeja y las llevan al vermicompostador, con el acompañamiento de una persona adulta. Además, a través del grifo de éste, hacemos la recogida de los lixiviados.
Aprovechamos este momento para observar y hablar sobre los cambios visuales que podemos apreciar en los restos orgánicos, en las lombrices y en el sustrato. De este modo, promovemos valores entre los niños como son la paciencia, la calma y el compromiso. Hay cambios que no son visibles de un día para otro, sino que necesitan tiempo para ser observados.
Además, trabajamos el respeto y el cuidado de las lombrices, haciendo a los niños conscientes de que son seres vivos con unas necesidades y, por tanto, que esto implica una manera de hacer delicada, suave y tranquila.
Mar Roig Blay (Directora de la LLIM El Castellot)
Celia Ramírez Marín (Educadora de la LLIM El Castellot)
Fomentamos el cuidado de los seres vivos y del medio ambiente a través del juego, haciendo que los niños y niñas se involucren de una manera natural y activa.